jueves, 13 de febrero de 2014

Esas calles encantadas de Kioto

 Kioto es una ciudad con encanto propio, me atrapó desde el primer momento que salimos a caminar por sus calles. Es una perfecta conjunción entre lo antiguo y lo moderno, lo tradicional y lo novedoso de Japón.
Fuimos a Kioto después de recorrer varios días las ajetreadas calles de Tokio, la paz que transmitían las calles fue el perfecto cierre de este gran viaje.





La primer noche decidimos ir al bosque de bambú Sagano Bamboo Forest. Vimos en la página de internet que la visita nocturna era impresionante con sus recorridos todos iluminados... y fue impresionante; impresionantemente tenebrosa jajaa. Llegamos estaba todo muy oscuro (ni una sola iluminación), llovía y así y todo mis compañeros de viaje decidieron adentrarse en ese bosque tenebroso solo con la luz de los celulares :S
Después de que nos pasara un monje camino al templo decidimos volver, no duramos mucho en el camino y aunque no lo aparentaba yo ya estaba espantada.

Luego lo recorrimos de día y el lugar encanta no sólo por su belleza natural, sino por los sonidos producidos por el viento que sopla a través de los árboles de bambú. Tanto tiempo soñando con este lugar y estaba ahí mismo...  el bosque y nosotros... MÁGICO!




Uno de los templos que sin duda hay que visitar si viajas a Japón, tanto por el templo en si, como por los hermosos jardines que lo rodean es el famoso pabellón dorado el Kinkaku-Ji, reposa sobre las aguas tranquilas de un bonito lago. Es uno de los edificios mas hermosos  y emblemáticos de Japón, es un edificio de tres pisos, de los cuales los dos superiores están recubiertos con hojas de oro puro.
El jardín que rodea el templo tiene todo el perfeccionismo japonés en su arquitectura.



El famoso Fushimi Inari, el santuario sintoísta famoso por sus miles de toriis rojos en forma de pasillos interminables hacia la cumbre de un pequeño monte nos dejo a todos asombrados. Si bien es una de las imágenes emblemáticas de Japón que ilustran muchisimas postales... su colorido y entorno no dejo de maravillarnos.
Llegamos super temprano ese día, el lugar estaba extremadamente solitario, aprovechamos para recorrer solos y plantamos el trípode para algunas fotos.
A cada metro que avanzaba entre los rojos toriis sentía como me iba acercando cada vez más a una extraña sensación de que en cualquier lugar pasará algo mágico.







En todo Kioto el cableado de las calles es exterior, para detectar y arreglar averías fácilmente cuando hay terremotos. Esto le da un aire todavía más retro a toda la ciudad.
Cualquier paseo por estas callecitas nos parecían de lo mas enriquesedoras, el extraño mundo de los japoneses estaba a nuestra disposición para ser descubierto por nuestros ojos... ojos que no tuvieron descanso en esta estadía, tratamos de retener estas postales en nuestras retinas.



Nota anecdótica: Es importante saber que, al contrario que las grandes y principales ciudades niponas, durante la Segunda Guerra Mundial, Kioto no fue bombardeada debido a su gran patrimonio cultural y su importante legado histórico. Y aunque originalmente iba a ser un objetivo de las bombas atómicas, el plan fue cancelado por el Secretario de Guerra estadounidense, Henry L. Stimson, que quería salvar este centro cultural que ya había conocido durante su luna de miel y, más tarde, durante varias visitas diplomáticas.
Por ello, hoy en día es la única gran ciudad de Japón que aún conserva numerosos edificios de preguerra. A partir de 1964, con la llegada del Shinkansen y la inauguración de la Torre de Kioto, empieza la modernización del tradicional Kioto.

:)

No hay comentarios:

Publicar un comentario